viernes, octubre 06, 2006

Un año de adversidades en la Gran Carpa


Mexicanos en GL. 2006

2006 fue un año de más oscuridad que luz para los mexicanos en Ligas Mayores. Si bien, como suele suceder, varios peloteros tuvieron la mejor temporada de su carrera, para los que estaban consagrados o camino a la fama, resultó más bien año de adversidades. La intermitencia de Loaiza, el bajón de Cantú, el récord negativo de Rodrigo, la segunda parte de la pesadilla para Oliver y el final de Vinicio será lo que recordemos de la campaña regular. Ojalá que en la postemporada, las noticias positivas opaquen a las negativas, que desgraciadamente abundaron.

Esta es la actuación de los connacionales en Ligas Mayores, según sus resultados a lo largo de toda la temporada 2006.

Adrián González. El de Tijuana fue el primer pelotero drafteado en el año 2000. Esto quiere decir que le vieron potencial de gran estrella. Fue hasta 2006 que pudo demostrar que los scouts no se habían equivocado. Jugando la primera base de los Padres de San Diego, bateó para .304, con 24 cuadrangulares y 82 producidas. Cerró la temporada a tambor batiente, con un porcentaje cercano a .400 en el último mes del año.

Dennis Reyes. Parte fundamental del secreto de los Mellizos de Minnesota para ganar la división central de la Liga Americana fue su staff de relevistas. Entre ellos, quien tuvo el mejor porcentaje de efectividad fue el zurdo especialista, el mexicano Dennis Reyes. Jugando a menudo, para sacar uno o dos outs, el gordito de Higuera de Zaragoza fue usado en situaciones complicadas, de las que casi siempre salió airoso. Así lo marca su minúsculo 0.89 de carreras limpias admitidas por cada 9 entradas lanzadas. Los bateadores rivales apenas alcanzaron un promedio de .197. Un año para recordar.

Esteban Loaiza. El 2006 fue para Esteban un año de rachas. Pésimo abril, en el que perdió todos y recibió casi una carrera por inning lanzado; mayo en la lista de lesionados; junio de paulatina recuperación, con tres victorias y un juego completo, julio de decepción, en el que volvieron a pegarle y él a perder; agosto de ensueño, en el que no se la vieron y logró dos blanqueadas; septiembre de dudas, con tres muy buenas actuaciones y tres bastante lamentables. Terminó la temporada regular con 11-9, 4.89 de limpias y 97 ponches. La postemporada será su prueba de fuego con los Atléticos.

Oscar Villarreal. Después de varios años bastante malos, el regiomontano pudo al fin mostrar su valía en la gran carpa. Fue un relevista consistente para los Bravos de Atlanta, que ahora ven en su joven bullpen la clave de un futuro regreso al primer lugar. Como abridor, cumplió. Su PCL de 3.61 en esa combinación, y su record de 9-1 son señales de que va por buen camino.

Alfredo Amézaga. ¿Quién diría, hace seis meses, que las estadísticas de Alfredo Amézaga podían ser comparables con las de Jorge Cantú? Al haberle dado continuidad, los Marlines de Florida se encontraron con un gran utility. Buen fildeador, pero agresivo en la caja de bateo y, sobre todo, en las bases. El de Obregón tuvo, finalmente, un año decente: .260 de porcentaje, 3 jonroncitos, 20 bases robadas, 42 carreras anotadas y grandes atrapadas en los jardines y el infield (jugó siete posiciones defensivas, ni más ni menos). Más hits, más jonrones, más producidas y más robos que en cualquier año de su difícil carrera.

Jorge Cantú. El año sophomore, el terrible segundo año en Grandes Ligas que separa a los grandes de las leyendas le tocó a Cantú en su tercera temporada. Un tobillo fracturado, espasmos en la espalda y una gripe tremenda lo aderezaron. El tamaulipeco tuvo un buen inicio de temporada, un aceptable final y un largo y mediocre intermedio. Los números no mienten: .249 de promedio, con 14 cuadrangulares y 62 impulsadas (es decir, aproximadamente la mitad que el año pasado).

Rodrigo López. La inconsistencia no deja de perseguir al de Tlanepantla. Tuvo sólo siete salidas de calidad y rompió el récord de más derrotas para un pitcher mexicano, al terminar el año con marca de 9-18 (y 5.90 de PCL). A veces estuvo bien y de malas, pero en otras ocasiones estuvo mal y de pésimas. Se las arregló para perder tres juegos cuando fue degradado a labores de relevo. Tal vez salga de los Orioles.

Elmer Dessens. Inició en el relevo intermedio de los Reales de Kansas City, la hizo bien y lo subieron a cerrador. Echó a perder juegos y terminó otra vez en el relevo intermedio, pero con los Dodgers. El ansiado estirón nunca llegó. Terminó la temporada con marca en 5-8, dos salvamentos y 4.56 de limpias. Estuvo a punto de que los Dodgers lo dejaran fuera de su roster de playoffs.

David Cortés. El de Mexicali jugó discretamente con los Rockies de Colorado. Empezó bien, pero fue bajando en efectividad. Los Rockies le apuestan a la juventud y lo dejaron fuera a media campaña. Sus números: 3-1, con 4.30 de carreras limpias.

Edgar González. Se la pasó entre los Diamantes de Arizona y las sucursales AAA. El de San Nicolás de los Garza abrió cinco juegos y en otros 12 entró de relevo. Fue mejor en su regreso que en su primera fase. Terminó con 3-4 y un aceptable 4.22 en carreras limpias. Uno de sus mejores partidos fue el duelo contra Aníbal Sánchez, que perdió 2-0 y en el que el venezolano lanzó sin hit ni carrera.

Oliver Pérez. Dicen que a la oportunidad la pintan calva. Oliver Pérez empezó mal con los Piratas de Pittsburgh, uno de los peores equipos de la Nacional, que primero lo bajaron a AAA, pero luego lo cambiaron a los Mets, el mejor de la liga. Tampoco con los Metropolitanos ha brillado. En la temporada sólo tuvo cuatro salidas de calidad y terminó con cifras horrendas: 3-14 en ganados y perdidos y 6.55 de limpias. Pero las lesiones del cuerpo de lanzadores de los Mets han sido sus grandes aliadas. Cayó Tom Glavine y Oliver regresó de AAA. Se lesionó Pedro Martínez y le perdonaron las palizas. Peleó las plazas de cuarto y quinto abridor con Orlando Hernández y el novato John Maine, y perdió. Pero llegan los play-offs y el Duque también se lesionó. A ver si en una de esas…

Juan Castro. Cumplidor y discreto, primero con los Mellizos y luego con los Rojos –con quienes aseguró un buen contrato de dos años-, el de Los Mochis se quedará como utility de reserva el resto de su carrera, por lo visto. En la campaña bateó .251, con 3 cuadrangulares y 28 producidas.

Vinicio Castilla. Era la esperanza en la tercera base de los Padres de San Diego, pero los años le pesaron y los californianos lo dejaron ir. Se tomó su última taza de café ligamayorista con el equipo de sus amores, los Rockies de Colorado. Tampoco hizo gran cosa, pero tuvo una despedida digna, con una carrera impulsada y en medio del cariño de la afición que fue testigo directo de sus hazañas deportivas. Para la historia, los números de su última campaña: .229, 5 jonrones, 27 producidas.

Jorge de la Rosa. El de Monterrey lanzó algunos buenos partidos para Milwaukee y Kansas City, poco a poco va mejorando, pero sin lucir realmente. Su gran problema sigue siendo el control. Terminó 2006 con 5-6 y 6.49 de carreras limpias (pero mejor en Kansas que con los Cerveceros).

Miguel Ojeda estuvo dos ratitos en la Gran Carpa. Al inicio con Colorado; al final con Texas, con un largo intermedio en la Liga Mexicana. Bateó para .221 con 2 jonrones y 15 remolcadas.

Humberto Cota. Estuvo el año completo, pero vio muy poca acción en la receptoría de los Piratas. Bateó sólo para .190 e impulsó 5 carreritas en 100 veces al bat.

Oscar Robles jugó a ratitos cortos con los Dodgers, y no pudo repetir su buena campaña del 2005. Números mínimos: .152 con 6 anotaciones.

Ricardo Rincón se lesionó desde abril. Apenas lanzó tres entradas y un tercio para los Cardenales, suficiente para que le metieran 4 carreras y acabara con 10.80 de limpias.

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