viernes, octubre 09, 2009

La Balada de Deng Xiao Ping

Hace unos días se cumplieron 60 años del triunfo de la Revolución China, que todavía tiene a Mao como su figura emblemática. Durante buena parte de los años setenta, la izquierda discutió -a veces acremente- acerca de la Revolución Cultural, del papel de Mao y de las contribuciones de China a la construcción del socialismo en el mundo.

Aunque respetara la figura de Mao, a mí nunca me entusiasmó la famosa Revolución Cultural. Me sacaba de onda que los maoístas fueran acríticos respecto a Stalin, tampoco simpatizaba con el culto a la personalidad y me parecía deleznable que se utilizara el Libro Rojo, con citas sacadas de contexto, como si fuera la Biblia infalible. Para colmo, constaté que el brazo represor del maoísmo alcanzaba incluso a los estudiantes chinos que conocí en Perugia, y que tenían prohibido asistir a clases que no fueran de gramática y convivir con las demás personas. Ya en asuntos más cercanos a la militancia, había dos elementos que me parecían antimarxistas: uno, el papel central que se daba al campesinado -que, en mi visión más ortodoxa, no pasaba de ser un aliado de la clase obrera moderna, que es la que en verdad tiene el potencial revolucionario-; otro, la idea maoísta de que los militantes revolucionarios tenían que vivir como campesinos o como proletarios para tener una verdadera perspectiva de clase, que me parecía una suerte de pasión pobrista de inspiración franciscana, cristiana. Finalmente, desaprobaba el apoyo chino al grupo extremista que acababa de tomar el poder en Camboya -y que más tarde se revelaría como genocida-, bajo las consignas de la Banda de los Cuatro de la Revolución Cultural.

Sabíamos -a través, sobre todo, de la lectura cotidiana de Il Manifesto y de Monthly Review- que esa misma discusión que cómodamente llevábamos a cabo en Occidente, se reproducía en China al costo de miles de muertos y millones de vidas destrozadas. Yo de inmediato simpaticé con los reformistas contrarios a la Revolución Cultural, cuya figura principal era Deng Xsiao Ping.

A propósito del asunto, en 1977 escribí "La Balada de Deng Xsiao Ping", que debe ser cantada a la música de "Agujetas de color de rosa". Lo hice, entre otras cosas, porque para los ultras hasta el humor era calificado de "pequeño burgués". Esta es la letra:

Este es un chino que es un poco loco.
Se las da de mandarín.
Es un gran líder lo conocen poco.
Se trata nada menos que de Deng Xsiao Ping

Durururú
Deng Deng Xsiao Ping

Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Contigo hasta el fin.

Combatió a la Banda de Cuatro
y al legado del Gran Timonel.
No le importó el color del gato.
Si caza ratones, juguemos con él.

Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Contigo hasta el fin.

Wang, Zhang, Yao y Madame Jiang Qin
pidieron la cabeza de Deng Xsiao Ping
la Guardia Roja lo quería matar
porque sus excesos se negó a aceptar

Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Contigo hasta el fin.

Deng Xsiao Ping no siguió a Mao.
Se mantuvo con firmeza
a pesar de los dazebaos
de quienes no usan la cabeza.

Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Contigo hasta el fin.

La vieja de Mao enmudeció
el triste día que Zhou En Lai murió,
entonces el pueblo se enardeció
y a la plaza Tien An Men se dirigió...

Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
(así cantaban)
Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Contigo hasta el fin.

Murió Mao, Deng Xsiao Ping ganó,
al bote fue a parar la madame Jiang Qin,
colorín colorao la historia terminó
y ahora en China cantan así:

Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Durururú
Deng Deng Xsiao Ping
Contigo hasta el fin.

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