miércoles, marzo 28, 2012

Biopics: Los Foros temáticos en la campaña de 1982

En el Foro sobre Política Energética, con Arnoldo

Mi tarea principal en la campaña presidencial de 1982 fue organizar cuatro foros temáticos en los que participaría nuestro candidato, Arnoldo Martínez Verdugo. Tuvieron suerte diferenciada y me dejaron experiencias también diferentes. 

Del primero sí recuerdo la fecha. Fue el 18 de marzo, el tema era el petróleo y se desarrolló en el Distrito Federal, en la sede del Colegio Nacional de Economistas. Asistió una docena de expertos en materia energética y en asuntos ecológicos, el auditorio se llenó a tope, leí la relatoría final –como lo hice en todos los demás, para que se concatenara muy bien con el discurso de Arnoldo- y la prensa lo reseñó con amplitud. Ese fue el facilito.

El segundo foro fue sobre la universidad y lo realizamos en Culiacán, con los costos de enviar por avión a la mayor parte de los participantes (como anécdota, recuerdo que Luis González de Alba tenía contestadora telefónica, algo que yo no conocía, y me eché el rollo de la invitación en tres capítulos-llamadas). El foro, por supuesto, se realizó en la UAS, con la presencia de mis viejos compañeros del ex Comité Estatal del PMT y los viejos aliados del PCM, y también resultó bueno y divertido, pero no tuvo tanta difusión en la prensa “nacional”.
El mitin de Arnoldo en Culiacán fue verdaderamente masivo –calculo que de más de 10 mil personas- y muy activo. El que fuera sinaloense jugaba a favor de nuestro candidato. “Nació en Pericos/ el verdugo de los ricos”, se coreaba aquella cálida noche.
Tras el mitin me tocó pasar, camino a una cena en la casa de Guevara, frente a la sede del PMT, que había sido nuestra, y me entró un extraño coraje. Contra Heberto, contra el divisionismo, pero –sobre todo, aunque por un solo instante- contra los compañeros que no nos habían acompañado al PSUM.

El tercer foro fue sobre la frontera norte y en el partido hubo una gran discusión sobre dónde realizarlo, si en Tijuana o en Ciudad Juárez. Ganó esta última, debido principalmente a la insistencia de Gerardo Unzueta, que tenía cuates por ahí. A diferencia de otros, en los que abundaban los chilangos, en éste la mayoría de los ponentes eran fronterizos, de uno y otro lado de la línea. Las discusiones fueron interesantes pero el evento, en términos políticos, resultó un fracaso.
Los compañeros de Ciudad Juárez habían apartado un auditorio muy grande, con capacidad para cerca de mil personas. Cuando llegué a esa ciudad y me percaté del precario nivel de organización del PSUM en esa urbe, lo más que logré fue conseguir que hicieran unas mantas para tapar la parte superior del recinto. Aún así, y con algunos acarreados, no había ni cien personas en al menos 300 asientos. Debí de haber hecho que contrataran el salón de un hotel con mesitas, algo más íntimo. “Auditorio semivacío”, se refociló la prensa. Pues sí, si en el mitin en la plaza principal, apenas medio millar de juarenses fueron a escuchar el discurso de Arnoldo.
Para colmo, en Juárez me dio una diarrea feroz (el principal sospechoso es un sándwich de aguacate) que días después fue diagnosticada como amibiasis. Pasé la noche anterior al día final del Foro transitando constantemente entre mi cama, el baño y el expendedor de Coca-Cola, porque me estaba deshidratando. El pobre de mi compañero de cuarto, Pablo Ruiz Nápoles, se mostró bastante comprensivo aquella vez. He de atribuirlo a que estaba enamorado de quien con el tiempo sería su segunda esposa.

El cuarto y último foro fue sobre sindicalismo, en Monterrey, otra tierra baldía para el partido. Buena parte de los participantes (universitarios, nucleares, electricistas, gente del FAT…) viajamos desde la capital en tren, porque la lana ya escaseaba (y los trámites para los boletos fueron una tortura para mí, mal repuesto de la amibiasis del foro anterior).
En este foro, además de los cuates cuya posición yo conocía bien por mi estancia en el MAP, estuvieron tres grandes leyendas del sindicalismo mexicano de izquierda. Uno era mi antiguo conocido Demetrio Vallejo, quien había recalado al PSUM por el camino más ignominioso: Heberto Castillo corrió del PMT al otro fundador del partido por enamorar a una compañera mucho más joven qué él (y ahí sí no sé si fue por moralina de Heberto o por hostigamiento de Vallejo). Fuera del PMT, Vallejo seguía siendo el mismo viejito limitado que dentro. También participó Valentín Campa, el otro ferrocarrilero de aquella huelga histórica. Campa parecía tener siempre una mueca de amargura. Esa mueca no era falsa, porque aquel hombre destilaba amargor del alma. Viejo estalinista, le había sentado mal la pérdida de pureza de los comunistas al juntarse con otras corrientes socialistas. De hecho, sólo en el ramal universitario los sindicalistas del PC tenían posiciones modernas. En los demás, eran de un atraso obrerista realmente lastimoso.
En cambio, el tercer viejo luchador social me pareció un personaje maravilloso. Miguel Ángel Velasco, conocido con el mote de “El Ratón”. Un hombre físicamente pequeño, pero muy recio y alegre, a pesar de las largas temporadas pasadas en el penal de las Islas Marías. Velasco –proveniente del MAUS- era famoso por haber perdido la Secretaría General de la CTM en 1936 a partir de una bronca fenomenal en la Asamblea, armada por el grupo de  “los Lobitos” que allí impuso a un joven llamado Fidel Velázquez.  Velasco había sido líder de panaderos, organizador de jornaleros, activista de toda la vida, y el Partido Comunista lo expulsó en una de sus purgas estalinistas. Era la antítesis de Campa. Un viejo propositivo, con ganas de aprender, pero también con deseos de enseñar, un anciano que miraba al futuro, porque seguía pensando en los trabajadores.
En Monterrey tuve cuidado de organizar el Foro como debí de haberlo hecho en Juárez. Un espacio relativamente pequeño, que lució retacado de obreros. La reverberación del evento en los medios fue buena… porque no escucharon a Campa y a algunos sindicalistas comunistas más.

miércoles, marzo 21, 2012

Del Cerro del Cubilete a la UNAM

Mientras en el Bajío terminan por alistarse los preparativos para la visita de Benedicto XVI, en el mundillo político se acaban los días extraños del mal llamado “periodo intercampañas” (mal llamado, sobre todo, porque las campañas continúan, aunque sea en sordina).

El evento central de la visita del Papa será una misa masiva en el Cerro del Cubilete, punto de peregrinación histórica de los cristeros que combatieron al gobierno de Calles en un conflicto que dejó muchos más muertos que los contados en este sexenio en el marco de la lucha contra el crimen organizado, y en un país cinco veces menos poblado.

El punto nodal de aquel conflicto –más allá de los excesos de Garrido Canabal en Tabasco- fue la prohibición de la enseñanza religiosa, que suscitó una reacción violentísima de parte de la Iglesia. Eso queda más que claro cuando, para negociar la paz, las autoridades aceptaron cerrar un ojo en el aspecto educativo, al tiempo que se mantenía una serie de limitaciones al culto y a la acción política de los sacerdotes.

No fue hasta 1992, es decir 63 años después de terminada la contienda, cuando la Constitución se puso al día y acabó con el simulacro de prohibiciones desobedecidas.

Esas reformas no sólo dieron fin a una simulación, también dieron pie a una mayor iniciativa política de la iglesia católica, en busca de mayores espacios (el derecho a ser votados, a hacer proselitismo desde el púlpito, a ser concesionarios de medios electrónicos de comunicación, etc.). Y en esas estamos.

La derecha en México ha simpatizado, históricamente, con todo intento de la iglesia católica por tener un papel más relevante en la vida nacional, y ha tenido como aliado principal el enraizamiento de la cultura y los valores católicos en la mayoría de la población. En cambio, en nuestro país son escasos los representantes de la derecha liberal, más atenta a disminuir el papel del Estado y en ampliar las libertades, empezando por las del mercado.

En ese sentido, podemos decir que la lucha que han emprendido, aliadas, la derecha y el clero mexicanos, ha sido eminentemente cultural.

Aquí se inscribe el rechazo histórico de la derecha hacia la educación pública, que es un instrumento que no controla y que, en distintas ocasiones, ha sentido controlado por un Estado refractario a las posiciones conservadoras.

En esas circunstancias, los defectos reales del sistema de educación pública suelen ser magnificados por la derecha, y sus virtudes suelen ser minimizadas.

Parte de las clases medias y altas del país vive inmersa en un mundillo ideológico en el que esas ideas conservadoras se respiran, son el pan de cada día, y cuesta mucho trabajo extirparlas, porque fueron inoculadas desde la infancia, en los comentarios familiares y de compañeros de escuela (privada).

Dada la situación de la educación básica y media básica en el país, es relativamente fácil hacer énfasis sólo en los errores, límites y lagunas de las escuelas públicas. La cosa se complica (o se debería complicar) al llegar a la educación media superior y universitaria, porque la derecha se topa con varias públicas de calidad, empezando por la UNAM.
 
En términos de lucha cultural, la UNAM es una tremenda piedra en el zapato para la derecha mexicana. Lo es más porque fue la derecha una de las principales impulsoras de la autonomía universitaria –sacarla de las fauces del gobierno revolucionario-, y esa autonomía se convirtió en pluralidad efectiva y tendencias de izquierda.

Para colmo, la UNAM, a pesar de sus defectos, ha mostrado una y otra vez, ser una institución de excelencia académica y ha sido reconocida internacionalmente por ello. También dentro del país hay una clara conciencia mayoritaria del papel fundamental que tiene la Universidad Nacional en el desarrollo económico y científico y en la generación y difusión de la cultura.

Sin embargo, en diversos ámbitos sociales estas evidencias se esfuman ante un prejuicio inquebrantable, que lleva décadas desarrollándose y que –fiel a su condición- se ciega a cualquier argumento. En cambio, inventa nuevos para golpear a una institución cuyas dos grandes culpas son ser pública y no estar sujeta a control de parte de los grupos conservadores.

Aquí es donde se inscribe, con claridad meridiana, aquella frase del diputado panista Raúl Padilla Orozco, quien dijo que la UNAM requería de menos presupuesto porque allí se aprobaba con 5 (que es lo que siempre le dijeron en su círculo cerrado) y luego tuvo que ofrecer disculpas y aceptar que estaba mal informado.

Allí mismo se inscribe la tesina con la que Josefina Vázquez Mota se tituló de economista en la Universidad Iberoamericana, en 1998, y que sus malquerientes han sacado a la luz. Un texto en el que: 1) no entiende la lógica de los exámenes de admisión del Coneval o de la UNAM; 2) generaliza y escribe que hay “más de medio millón de estudiantes que lamentablemente no tienen ningún interés en su preparación profesional”; 3) demuestra tener severos problemas de redacción.

Cierto, exhumar la tesina de Vázquez Mota es un acto de mala leche. Pero la exhibe. Y quienes dicen, para justificarla, que escribió al calor de la huelga que paralizó a la Universidad Nacional, equivocan fechas, porque ese movimiento fue un año posterior a la titulación de la hoy candidata panista. Más bien, escribió al calor de una ideología, de una cultura que siempre ha visto con sospecha la educación pública y que, por ende, no traga a la UNAM.

Cerraremos el círculo lógico cuando veamos a Vázquez Mota, muy devota, en el Cerro del Cubilete, durante la misa de Su Santidad.


viernes, marzo 16, 2012

Glorias olímpicas: Paul Elvstrom



Hay deportistas olímpicos que se comen toda la gloria en unos juegos. Hay otros que olimpiada tras olimpiada demuestran ser los mejores. Sobran los dedos de una mano para contar a quienes lograron el oro en cuatro ocasiones consecutivas. Paul Elvstrom es uno de ellos. Es el máximo exponente del deporte danés y de su deporte, la vela. Y Elvstrom es mucho más que un tetramedallista.

Su primera medalla de oro fue en 1948, cuando tenía 20 años, en la categoría Firefly. El joven velerista se había dado cuenta que la mayor parte de los competidores no tenía un gran físico y consideró que el entrenamiento de gimnasio le sería muy útil. Corría 5 kilómetros diarios y hacía ejercicios de pierna y abdomen. Además se construyó un hiking bench (el aparato con el que el velerista se sujeta los pies y se estira paralelo al agua) con el que entrenaba horas en el sótano de la casa familiar. La fuerza permitía a Elvstrom estar mucho más tiempo en esa posición durante las regatas.

En 1952 se introdujo la class Finn y Elvstrom volvió a llevarse el oro. Ya para entonces, Elvstrom se colgaba “sin pensar en ello y sin cansarme” y descubrió que así su mente funcionaba mejor. Manejaba su dinghy como en automático y siempre lo hacía bien.

Para los juegos de 1956 su dominio era absoluto. Se entrenaba imaginándose en medio de una regata corta, durísima, frente a rivales ilusorios. Se llevó con tranquilidad su tercer oro olímpico. Repitió la hazaña en 1960.

Para entonces, además de la creación del banquito, había sido pionero en el uso de suéteres mojados (para incrementar el peso, pero que requerían de más fuerza), y el inventor de un salvavidas ligero que no estorba los movimientos del velerista, así como de botas especiales.

Para 1964 decidió tomarse un descanso, y volvió a competir, a los 40 años, en los Juegos Olímpicos del 1968 (las competencias de vela fueron en Acapulco), en los que terminó en cuarto lugar en la clase Star. 

Los de México no serían sus últimos juegos. Junto con su hija menor Trine participó en Los Ángeles 84, a los 56 años. La pareja padre-hija rozó el podio al quedar cuartos. Sus últimos olímpicos fueron los de Seúl, donde el sexagenario Elvstrom y su hija Trine se fueron hasta el lugar número 13. Habían pasado 40 años de la primera medalla de oro.

 La técnica de Elvstrom no era velear sobre las olas, sino darles la vuelta con precisión. Su pasión, estar muchas horas en el mar. Su bandera, la de todos los veleristas: “en mi bote nunca llevo una bandera, porque todos somos un mismo grupo”.

Arquitecto de profesión, Elvstrom tiene una empresa dedicada al diseño de veleros y la producción de arreos para el deporte, creados por él, como las sogas flexibles de hoy en día. No sólo es una gloria olímpica y el más grande velerista; es también el máximo innovador de su disciplina.

martes, marzo 13, 2012

Biopics: Entre las elecciones y la Facultad


Una de mis aportaciones para la campaña presidencial de Arnoldo Martínez Verdugo fue un documento electoral por estados que elaboré, a iniciativa propia, luego de que Jorge Alcocer me pasó una carpeta con los datos por distrito de las elecciones federales de 1979.
Por muchos años, cada que me encontraba con una estadística electoral, me daba una buena zambullida en ella, por gusto de la estadística y para tratar de entender la lógica político-geográfica de esos procesos. Pero eran todas de elecciones extranjeras. Las que pasó Alcocer fueron las primeras estadísticas electorales mexicanas que pude ver. Era una época en la que muy pocas personas tenían acceso a ellas.
Me puse a desmenuzar los datos, luego de notar la notable dispersión de la votación por el PCM, y a hacer una clasificación de los grados de competencia electoral por estados (y también por distritos). De ahí salió, naturalito, un trabajo de análisis de la fuerza del partido entidad por entidad, que se distribuyó a la prensa que siguió la campaña.
La dispersión electoral de entonces, de acuerdo con los datos oficiales, era similar a la que ahora tiene el PRD, pero con diferentes estados. Por ejemplo, el PCM tuvo el doble de su promedio nacional en Chihuahua y Baja California, pero aparecía muy débil en Chiapas y Tabasco, y tenía presencia sólo regional en Guerrero (Acapulco y la Montaña).
Durante la gira se vio que la respuesta de la gente a la campaña correspondía sólo parcialmente a los resultados de la elección anterior. El caso más evidente fue Chiapas, en donde el PCM apenas rebasó el 1% en sus mejores distritos,  y que resultó en una sorprendente campaña de masas, con miles de campesinos y jornaleros que bajaban de la sierra a los lugares de los mítines de Arnoldo. También se vio que era mucho menos chiquito de lo que parecía en Veracruz. Pero sí había lugares en los que la presencia era meramente simbólica, como Campeche o Yucatán.
Ese documento sería de gran utilidad posteriormente, cuando hicimos el centro de cómputo electoral.

También se me encargó organizar los cuatro grandes foros temáticos en los que se discutirían temas de interés nacional y que clausuraría Arnoldo con un discurso ad hoc. El primero sería en el DF, el 18 de marzo, sobre el tema del petróleo. Seguirían otros tres: sobre universidad y educación superior, en Culiacán, sobre frontera norte en Ciudad Juárez y sobre sindicalismo en Monterrey. Volveré sobre ellos, porque fueron una grillota no exenta de alguna anécdota chusca.

Mientras eso ocurría en el partido, fui nombrado director del CEDEM, pero más por descarte que por ota cosa, ya que la mayoría de quienes no estaban en año sabático, estaban metidos hasta la cabeza en la campaña presidencial. Más todavía que yo.
También en esa coyuntura hubo cambio en la dirección de la Facultad. Los compañeros que venían del Partido Comunista participaron, junto con los hegemónicos mapaches, en una elección de nuestro candidato. Yo voté por la reelección de Elena Sandoval, que había sido muy buena directora, pero hubo división en nuestras filas, mientras que los peces votaron masivamente por José Blanco Mejía, quien también había sido miembro del Comité Nacional del MAP.
La campaña por la dirección de la Facultad de Economía corría por dos ejes. Uno era el interno, porque se hacían votaciones entre los profesores y entre los estudiantes. El otro bloque de la escuela, los extremistas, presentaron como candidato a Fausto Burgueño, un sinaloense que trabajaba en el Instituto de Investigaciones Económicas. La ventaja de Pepe Blanco entre los profesores era evidente y contundente. Los estudiantes ultras armaron una campaña “antipartidos” (como si ellos no obedecieran a la lógica de sus grupúsculos) y, en unas elecciones que controlaron ellos, Burgueño salió ganador. Aquellos decían que el voto de un estudiante valía como el de un académico; nosotros, que la suma de cada gremio valía igual, y Pepe había arrasado entre los profes.
Además, sabíamos que quien decidía en realidad era el Consejo Universitario, que es por donde corría el otro eje de la campaña. El Consejo nombró una terna con Blanco, Burgueño y el maestro Ney, que era el decano y estaba de adorno. Nosotros nos dividimos en equipos para visitar a los miembros del Consejo y hablarles maravillas de Pepe y su proyecto. En realidad, dado el extremismo de la oposición, Pepe corría solo en la pista del Consejo, y ganó con tranquilidad.

martes, marzo 06, 2012

Leyendas olímpicas: Johnny Weissmuller


Johnny Weissmuller actuó en muchas películas pero, sin duda, la mejor de ellas fue su vida, llena de vueltas increíbles.

Este ídolo estadunidense nació en el Imperio Austro-húngaro, en el pueblo de Pardanj –que hoy es territorio serbio- de una familia de origen rumano-alemán, y se llamaba Peter Janos, pero fue inscrito como Johann al llegar, de bebé, a Ellis Island, el famoso puerto de destino de los inmigrantes europeos a Estados Unidos.

Johann contrajo poliomielitis a los nueve años, y el doctor aconsejó que el niño nadara para superar el debilitamiento de sus piernas. Resultó magnífico nadador y muy rápidamente formó parte del equipo de la YMCA. De adolescente, y tras el abandono de su padre, consiguió trabajo como salvavidas y como elevadorista de un club atlético en Chicago. Ahí fue (re)descubierto y entrenado, hasta que ganó los campeonatos nacionales en 1921.

El nivel atlético de Weissmuller le aseguraba un puesto en el equipo olímpico de EU, salvo por un detalle: él era húngaro de nacimiento. El asunto fue arreglado mediante el uso de un acta falsa, con la fecha y lugar de nacimiento de su hermano menor. En otras palabras, Weissmuller asistió a los juegos de París 1924 como todo un cachirul.

En aquellos juegos olímpicos, Weissmuller no sólo compitió y ganó el oro en los 100 y 400 metros libres, así como en el relevo 4 por 200, sino que se dio el lujo de ser parte del equipo nacional estadunidense de waterpolo, que se llevó el bronce. Es uno de los poquísimos olímpicos que ha obtenido medallas en deportes distintos. Cuatro años después, en Amsterdam 1928, Johnny compitió en dos pruebas y se llevó dos oros: en los 100 metros libres y en el relevo 4 por 200. En total, 5 oros y un bronce.

Junto con sus éxitos olímpicos, Weissmuller rompió 67 récords mundiales en una carrera que tiene una característica inigualable: es el único nadador que se mantuvo invicto desde sus inicios hasta su retiro, en 1929.

Terminada su carrera como nadador, Weissmuller empezó la de actor, con un contrato para hacer seis películas encarnando a Tarzán, el personaje de la novela de Edgar Rice Burroughs. Esas seis películas se convirtieron, primero, en éxito mundial y, después, en otras seis películas, en las que inmortalizó su grito tarzanesco.

Weissmuller era tan popular que se cuenta que una vez estaba jugando golf en Cuba cuando su grupo fue capturado por soldados rebeldes. Él trató de zafarse diciendo que era Tarzán, pero se le olvidó el acento en la segunda sílaba. Entonces lanzó su ulular y los barbudos lo reconocieron, se tomaron fotos con él y lo dejaron ir.

Después de Tarzán, Weissmuller hizo películas y una serie de TV como “Jim de la Selva”. También hizo negocios fallidos (como una Tarzanlandia en Florida) y terminó viviendo en Acapulco –la locación de su último film tarzanesco-, junto con su quinta esposa.

Eran los tiempos del Acapulco clásico, y Johnny se codeaba por igual con la gente local y con los magnates y políticos del tiempo. Se volvió un ícono del puerto. Pero con el tiempo su salud mental fue deteriorándose y Tarzán le empezó a ganar terreno a Weissmuller, con las consiguientes visitas a hospitales psiquiátricos.

Esta leyenda olímpica murió en Acapulco, en 1979, de un ataque cerebral. En su funeral, conforme a su petición, al momento que iban bajando féretro y cadáver a su última morada, se escuchó a todo volumen la grabación del inconfundible grito de Tarzán.

jueves, marzo 01, 2012

9 tips elementales para el beisbol de fantasía


Las siguientes son 9 recomendaciones básicas para quienes deseen ser competitivos en las llamadas Ligas de Fantasía que se juegan en diferentes sitios de internet (Yahoo, ESPN, MLB, etc.). Doy fe de que son buenas, porque son lo que he aprendido a largo de los años, y tras algunos tumbos.

Editado para la campaña 2013

1.  La diferencia fundamental entre el beisbol y otros juegos de fantasía es la duración de la temporada. La de beisbol es muy larga, por eso la estrategia debe parecerse a la del maratón. Lo importante no es salir adelante, sino la resistencia y no dejar que le lleven a uno una ventaja irremontable.

2. Si tu liga es de draft, debes evitar caer en dos tentaciones: los veteranos de gran nombre y los novatos de quienes todos hablan. Tener a Derek Jeter, Tim Hudson, Chipper Jones, Alfonso Soriano y Alex Rodríguez en el mismo equipo era garantía hace diez años; hoy no. Y es posible que Yoennis Céspedes, Jesús Montero. Yu Darvish o Erik Duda tengan un gran año, pero muy improbable que los cuatro lo logren.

3. Si tu liga es pick-em (es decir, que puedes escoger a cualquiera con un límite en la cartera), asegúrate con un infield y con un jardinero de lujo; los lanzadores son quienes más cambian de precio a lo largo de la temporada.

4. Si tu liga es la típica 5x5, trata de hacer un equipo balanceado. De nada sirve apabullar en jonrones, producidas o salvados, si estás en la lona en otras categorías. Sin embargo, puedes desentenderte de una categoría: en mi caso, no presto mucha atención al WHIP (bases por bolas y hits por entrada lanzada), ya que me basta con que el pitcher tenga un buen PCL.

5. Un consejo difícil de seguir, pero fundamental: recuerda que tu equipo está formado por estadísticas y numeritos, no por jugadores de verdad. Que el tipo te caiga mal o que juegue para un equipo que odias te debería tener sin cuidado. Y viceversa. El tipo que escogió en masa a Gigantes de San Francisco el año en que se coronaron quedó en último lugar en mi liga. Algo similar pasó con un dominicano que sobrevaloraba a sus connacionales.

6. Si la liga no es pick-em y un jugador entra en una mala racha al principio de la temporada, hay que tenerle paciencia. Recuerda: es un maratón. Aprovecha si algún impaciente bota a un pelotero en slump de los que llevan años dando buenos números, y llévatelo. Pero si la mala racha es al final de la campaña, bótalo, no importa cuántas satisfacciones te haya dado en los primeros meses.

7. Los autonombrados “gurús de fantasía” suelen poner mucho énfasis en la profundidad de determinada posición –la cantidad de buenos jugadores en la misma- y urgen a comprar caro (o tomar rápido) a los estrellas en posiciones “poco profundas”, como SS. Eso es válido en todas, menos en primera base, donde hay un montón de fuertes toleteros y de todos modos hay que agarrar a uno de los buenos. Un equipo sin un 1b de gran nivel, difícilmente estará entre los mejores. Si por agarrar a Troy Tulowitzki de SS te quedaste con Brandon Belt en 1b, hiciste un mal negocio.

8. Si tu torneo es de enfrentamientos directos, tu verdadera intención no es barrer, sino calificar a los playoffs. Entonces, como para la liguilla del fut mexicano, lo importante es llegar fuerte a la “postemporada”. Si por ganar una semana te llenaste de pitchers y deshiciste tu ofensiva, al que van a deshacer en los playoffs es a ti. En los playoffs, en cambio, hay que jugar con todo, porque son de muerte súbita. Eso sí, mucho ojo con las reglas de la Liga. En 2012 arrasé toda la temporada en una liga y en el enfrentamiento final estaba tranquilo faltando dos días: empataríamos y yo tenía mejor PCL. Según yo, eso decidía al campeón. Habían cambiado las reglas y era la diferencia de enfrentamientos anteriores. Perdí.

9. Para los que, a pesar del tip 5, quieren llenar a su equipo de mexicanos, éstas son las rondas en las que los pueden tomar sin riesgo en 2013: Adrian González: 3ª (bajó dos rondas tras una temporada inferior a las anteriores); Yovani Gallardo: 4ª; Sergio Romo, 6ª; Marco Estrada, 9ª, Jaime García 15ª. A Miguel González lo puedes escoger en la última ronda o, más fácil, recoger de waivers un par de días después del draft, a cambio de alguien que no te sirva. Si te quedaste sin SS, José Cruz puede ser opción en waivers. Los demás connacionales no los recomiendo de inicio. Joakim Soria perdió viabilidad al ya no ser cerrador.