viernes, noviembre 30, 2012

Un sexenio gris oscuro.



Termina el gobierno encabezado por Felipe Calderón y es hora de hacer un balance de su gestión. Se trata de un balance necesariamente preliminar, porque todavía no contamos con la ventaja de la perspectiva que da el tiempo y porque probablemente habrá mucho por conocer  de los intríngulis de este sexenio.

En un balance que no puede ser en blanco y negro, pero que tiende al gris oscuro, abordaré las tres áreas principales del trabajo de gobierno: la economía, la seguridad y la política.

En lo económico, el saldo está bastante claro para todos. Estabilidad macroeconómica, financiera y fiscal, con tasas muy bajas de crecimiento y de creación de empleos formales y aumento en el número de pobres.

Calderón no deja la economía prendida con alfileres. Los flujos de capital son estables –aún en tiempos de volatilidad-, las reservas son muy amplias, las finanzas federales están sanas en lo fundamental y la inflación no es un problema mayor (como tampoco lo fue en el sexenio de Fox).

En cambio, la dinámica productiva ha sido todo menos dinámica. El crecimiento del PIB en este sexenio ha sido el más bajo desde el de Miguel De la Madrid, y eso sin que haya habido una crisis del sector externo de por medio. El crecimiento del ingreso ha sido sólo marginalmente superior al de la población. En otras palabras: hemos vivido seis años de estancamiento estabilizador.

Los panegiristas del gobierno que sale podrían alegar, a su favor, que –a diferencia de otros sexenios- en medio de éste el mundo vivió una severa recesión, de la que no sale completamente. Que las finanzas federales se manejaron con prudencia y que, por eso, mientras otras naciones se ven obligadas a realizar políticas de ajuste, en México hay márgenes de maniobra para el nuevo gobierno.

Pero también se puede argumentar, en su contra, que –a diferencia de otros gobiernos- el de Calderón gozó de un precio promedio del petróleo que supera, con mucho, al de otras épocas, y que los ingresos extraordinarios por esa causa no sirvieron ni para capitalizar a Pemex ni para detonar un crecimiento económico más acelerado. A cambio, tenemos una acumulación de reservas que, más que blindaje, parece un monumento a la aversión al riesgo… y una pobreza creciente.

Calderón no fue, evidentemente, “el presidente del empleo”. Al menos si nos referimos al sector formal. Se crearon alrededor de 250 mil empleos formales por año; es decir, la cuarta parte de lo ofrecido y la quinta parte de lo demandado por el aumento de la población económicamente activa. El resultado neto fue un incremento del empleo informal, mal pagado, sin prestaciones y con bajísima productividad.

Otra transformación negativa se dio en los salarios. Hay una notable diferencia de calidad entre los empleos que se perdieron en 2009 y los que se recuperaron en los años siguientes. La mayoría de los últimos paga menos de tres salarios mínimos. Un proceso de pauperización.

Las políticas de combate a la pobreza ideadas durante el zedillismo y adoptadas por los gobiernos panistas dieron muestras de sus límites al topar con recesión. El saldo es que, a pesar de que aumentaron recursos y esfuerzos para Oportunidades y anexas, creció el número de personas en pobreza extrema, en pobreza alimentaria y en situación general de pobreza. Abarca casi la mitad de la población.

En ese contexto, de poco consuelo sirve saber que, en términos de ingreso disponible, los de los más pobres bajaron menos que los de los más ricos. El caso es que todo mundo tiene menos.

No extraña que sea así, si toda la maraña de subsidios apenas si alcanza a bajar dos centésimas el Índice de Gini, que mide la desigualdad del país. Mal andamos cuando hasta a las asociaciones de empresarios les preocupa la mala distribución del ingreso (que se refleja en un mercado interno famélico).

Sin política industrial digna de ese nombre, el gobierno de Calderón apostó  a la competencia epidérmica (a partir de bajos salarios),  confundió prudencia con pusilanimidad y mandó a las calendas griegas la oportunidad de atraer capital productivo en las áreas destinadas a jalar la economía en los próximos años, que son todas intensivas en conocimiento.  

En el terreno educativo –tal vez por razones políticas- privaron el inmovilismo y la simulación en lo referente a la educación básica. Y en educación superior, hubo apoyos a la creación de institutos tecnológicos destinados a apuntalar las necesidades de mano de obra técnica de parte de la manufactura, pero muy pocos a las universidades públicas. Se continuó con la política de favorecer, por razones estrictamente ideológicas, a las instituciones privadas. Del área social se salva el Sector Salud, que continuó la buena labor del gobierno anterior.

El balance en seguridad difícilmente podría ser peor. Posiblemente lo que marque en la memoria colectiva la gestión de Felipe Calderón sea la estrategia en la lucha contra el crimen organizado, que tuvo problemas tanto en su operación como en su comunicación a la población.

Al apoyo inicial a la intervención masiva de las Fuerzas Armadas en el combate a los criminales, ha seguido una creciente cauda de dudas respecto a los resultados. No es por la labor de Ejército y Marina, que ha sido institucional, sino por otras razones.

Una es el desprecio evidente a las vidas humanas perdidas, así hayan sido la mayoría de éstas de miembros de bandas criminales. Demasiados casos se despacharon como “pleito entre delincuentes” y no se investigaron (y, en ocasiones, aparecía que los criminales y pandilleros no eran tales).

Otra, la negativa a discutir de parte del Presidente, que en esos casos mostró un talante autoritario. “No hay más ruta que la nuestra”, respondía igual a las críticas mal intencionadas que a aquellas que buscaban matizar las prioridades y otorgar más recursos a acciones de inteligencia. Equiparar a los críticos con aliados de los enemigos del Estado terminó por generar una suerte de autismo respecto del tema, que –no casualmente- empieza a desvanecerse lentamente en los últimos días del sexenio, cuando ya no hay nada qué hacer.

El saldo, en términos de capos capturados y del debilitamiento de las estructuras criminales, me parece que es positivo. Pero a costo muy alto, en vidas, en la imagen del país y en la involución en el respeto a los derechos humanos. En tanto, Colorado y Washington despenalizan el uso recreativo de la mariguana y aquí la droga sí llega a tus hijos.

Termino con un par de párrafos sobre el tema político. Calderón dejó de lado las supuestas veleidades de su antecesor y optó por un gobierno monocolor, de tinte partidista. Hubo un vuelco respecto a Fox.

Calderón fue activo panista, tanto al interior de su partido, como en su relación con las demás fuerzas políticas. Utilizó la estrategia de apelar a la opinión pública en sus disputas con los otros partidos y no vaciló, en ello, en torpedear el pacto federal lanzando constantes dardos –justos e injustos- a los gobiernos estatales que no actuaban como él quería.

En este caso, el saldo se pudo ver el 1º de julio pasado, con el PAN en un lejano tercer lugar en las votaciones. No pudo haber sido ninguna sorpresa porque, si nos fijamos, las áreas de gobierno que mejor trabajaron fueron las menos partidizadas.

martes, noviembre 20, 2012

El robo del medallón (minicuento)



El ladronzuelo sale de la tienda donde acaba de comprar cigarros. Atisba el panorama. Ubica a una mujer muy alta en el arroyo; ha bajado de la banqueta, debe estar esperando un taxi o un camión. Tiene bien apretada la bolsa de mano, pero le cuelga libremente en el pecho una brillante cadena dorada.

El muchacho esboza una rapidísima sonrisa, se sube a su motocicleta, arranca, baja a la calle, acelera, jala con fuerza y precisión la cadena. La rompe. La mujer se dobla y lanza un grito seco.

Él ya dio la vuelta en la esquina. Voltea un instante a ver su botín, qué extraño grabado. En eso se da cuenta de que va en sentido contrario y un auto está por impactarlo. Hace una maniobra para esquivarlo, pero termina estampado en un poste. La moto, deshecha.

Escucha entonces un resuelto taconeo que viene hacia él. Es el mujerón, que se le planta enfrente y le dice con voz muy grave:

-Gracias, me arrancaste el medallón mágico que me obligaba a andar de travesti. Puedes quedártelo.

martes, noviembre 13, 2012

Biopics: Cómo torturar un gato



Entre las cosas alivianadas de los años ochenta destacaban dos estaciones de radio, Rock 101 y Radio Educación. La primera cambió la concepción tradicional de las estaciones roqueras en México, y ayudó a difundir, entre otras cosas, el buen rock en español (que en los años setenta era prácticamente inexistente). Radio Educación tenía un espectro todavía más amplio, y en los tiempos en que no había otra alternativa musical en el auto que la radio, este tándem constituía un verdadero oasis (porque desde entonces el tráfico capitalino es un caos; sólo que antes los conductores eran todavía más cafres).

Esto viene a cuento porque una vez venía yo escuchando Radio Educación rumbo a una junta de la Comisión de Análisis en la oficina de apoyo al grupo parlamentario del PSUM, que estaba en Lafragua. Y estaban pasando  una canción triste, muy triste, que quién sabe por qué recónditas razones me llegó al alma y la apuñaló. Al estacionar, ya estaba yo bañado en lágrimas. Se llama “Cómo torturar un gato”, de Víctor Manuel: 

Hay que coger el gato por el rabo,
Arrancarle el bigote que es su tacto;
Repetirle cien veces que es un guarro
Y crearle complejo de tarado.


Prohibirle que duerma recostado,
Prohibirle que fume celtas largos,
Recordarle su origen desgraciado
De una madre soltera y un gusano.


Sin mirarle a la cara regañarlo
Porque acude a la misa y al rosario;
Que sexualmente es bastante raro
Y no tiene valor para aceptarlo.


Y si no hay interés en torturarlo
Se le desprecia un mes de tres a cuatro,
Repitiéndole frases como ésta:
Suficiente desgracia tienes con ser gato.


La reunión posterior a ese llanto transcurrió con tranquilidad, pero extrañamente la recuerdo muy bien (una intervención de Carlos Márquez sobre transferencias familiares y movilidad social; una acotación personal de Enrique Provencio al respecto), porque traía los sentidos insólitamente prendidos.

Al salir, me quedó claramente la impresión de que tenía una insatisfacción profunda, una herida escondida. Quise escudriñar en mí para encontrarla, pero me topé con muy poco. Mejor puse otra música, un buen rockcito, y lo olvidé por un tiempo. Pero ahí estaba, pertinaz, la desgarradura. 

viernes, noviembre 02, 2012

Seis años de calaveras

Hago calaveritas "literarias" desde hace años, con el seudónimo de Tamiahua. Aquí, una selección de las que he publicado en Crónica durante los últimos seis años. Van en orden cronológico.





Hugo Chávez

Estaba Chávez contento
(petrodólares contaba)
cuando le llegó la muerte
pa’ llevarlo a su morada

“!Erej muerte imperialista
al servicio del tal Bush!”,
gritó Chávez asustado
y ya en pose de avestruz.

La calaca, guapachosa,
se puso a bailar melao
y le dijo al pobre Hugo:
“Caballero, se ha espinao”.

George W. Bush

A Bush Junior alcanzó
la calaca muy hambrienta;
y el gringo se sorprendió
al verla tan harapienta.

“¿Tu quien ser? ¿Por qué venir?
¡Esta ser la Casa Blanca!
¡Yo mandar a mis guaruras
Y demostrarte quien manda!”

“Soy tu novia”, dijo Muerte,
“que me amas, lo has mostrado,
en Irak, Beirut en llamas, y
adonde al Army has mandado”.

“Y me ves llena de harapos,
tan jodida, te aseguro,
porque vine de mojada
y tuve que saltar tu muro”

George ya nada pudo hacer;
su novia gran beso le dio
le chupó el último aliento
y al infierno lo envió.


José Cristóbal Quirino


Murió Cristóbal Quirino
en Pátzcuaro ya lo velan
con los cantos se consuelan
entre olores copalinos.

“Ese nunca se hizo maje”,
dice un deudo muy dolido
“fue campeón de canotaje.
¿Dónde estará el ser querido?”

Más allá del horizonte
está su destino final:
le hará la chamba a Caronte
en boga de eternidad.


Roberto Madrazo

Aún estaba caliente
el cadáver de Roberto
y él ya tenía su tridente
con dos segundos de muerto.

Si cuesta tanto trabajo
cruzar el río de la muerte,
y si es un gran relajo
llegar al infierno inerte,
¿Cómo le hizo Madrazo?
No fue pura buena suerte
sino que tomó el atajo.

Zhenli Ye Gon

Cuando cargaban un barco
con pura pseudoefedrina,
llegó la muerte catrina
a llevarse al chino narco.

Zhenli, al verla, asustado,
exclamó desesperado:
“Molilme, Palca, no quielo,
felpal me da mucho mello”.

La Flaca, sin más desgaste,
dijo –sonrisa de hielo-:
“Chinito, ya te flegaste,
ola coopelas… y cuello”.


El entierro de Felipe

Es Felipe Calderón
el que yace en esa caja
con presidencial mortaja
va derechito al panteón

¿De qué murió? Pues les digo
que al parecer se espinó
 y que un yunque lo aplastó.
Lo victimó fuego amigo.

Cuanto todos se persignan
pa’ sepultar al finado
que se escucha una consigna
que El Peje se había inventado.

No creía que Calderón
muerto y bien muerto estaba,
e indignado reclamaba
una nueva votación.

¿Qué decía la muletilla?
(da pena pensar en eso):
“Hueso por hueso /
Costilla por costilla”

Marcelo en el infierno

Sin poder ya celebrar
cumpleaños de gobierno,
el carnal Marcelo Ebrard
se fue directo al averno.

En el infierno encontró
pobres diablos a millones,
ambulantes a montones,
rateros y mordelones.
Como en casa se sintió.

Había un aire irrespirable,
todo el lugar olía a azufre,
un tráfico inescapable
para el ánima que sufre.

¿Es que eso puede empeorar?
Satanás dijo: “eso quiero”,
y ordenó, sin más dudar,
que gobernara Marcelo


Paola Espinosa

Palmó Paola Espinosa
tras un clavado mortal,
sí guardó la vertical
pero cayó como losa.

La culpa fue de la fosa
Que de clavados no era;
¡Pobre de Paola hermosa!
Era fosa panteonera.

Sven Goran Eriksson

Le platicaron a Sven
que México era un edén,
mas Eriksson no sabía
que aquí a la muerte hallaría

La Calaca confesó:
“Soy fanática del Tri,
ya no quiero verlo así.
¡Su juego es muy aburrido,
ni parece que están vivos!”…
y al sueco se escabechó.


Marcelo Ebrard

Ya murió el carnal Marcelo.
Por una grieta cayó
allá por Iztapalapa
se lo tragó el agujero
Llegó a fétidas regiones
de donde nadie se escapa
(es que el Drenaje Profundo
es umbral del inframundo)

Dicen que tranquilo está:
que ya no tiene tensiones,
que en el Averno no hay
tráfico o manifestaciones.


Barack Obama

Cuando a pocos días estaba
de festejar su victoria
llegó la Parca malvada:
le quitó a Barack la gloria.

Cuando mustio acompañaba
a la muerte el pobre Obama
y se empinaba a la fosa,
se dio cuenta de una cosa:
¡Blanca calaca inhumana…
con carnet… republicana!

Agustín Carstens

Agustín Carstens murió.
Los médicos no deciden
qué fue lo que lo mató
y pa’ nada que coinciden.
Unos creen que “un catarrito”;
otros, que la indigestión.

El catarrito devino
en tremenda pulmonía
y con frenón asesino
deshizo la economía.

La indigestión, con impuestos
de IEPS, ISR e IVA
también tuvo un fin funesto:
sólo el dólar fue p’arriba

Agustín nomás no entraba
en una caja muy chica,
pero el diablo economista
solución le dio a la traba:
“Esto es igual que el garlito,
de la reforma fiscal:
todo cabe en un jarrito
sabiéndolo acomodar”

Silvio Berlusconi

Al cavaliere rampante
que Italia mal gobernaba
la calaca le echó el guante
cuando a jueces sobornaba.

Entre fiestas y velinas,
como emperador romano,
tenía la Bota en la mano.

No sabía que la Catrina
odia tanta presunción…
y que lo manda al panteón.


Manuel Camacho

Al pobre Manuel Camacho
la muerte de dio su abacho
y le dijo: “Ay muchacho,
¿Por qué siempre has sido gacho?
Te lo digo sin empacho:
¿Qué es eso del FAP, a lo macho,
si no unes medio cacho?
¿Tú de izquierda? Ni un pizcacho.
¡Ex salinista, caracho!,
y por eso te despacho”.

Chicharito Hernández

Ya se murió el Chicharito,
que tantos goles metiera,
lo cubre el polvo bendito
de las tierras panteoneras.

Mucho lo llora la gente
de Manchester y mexicana.
(Por complacer a un agente,
a cambio de buena lana
la encanijada Pelona
mandó al Chícharo a la lona)

Cuanto no será el espanto.
¡El vil agente era El Vasco!
Querrá repetir el fiasco 
y alinear al Guille Franco

Mario Vargas Llosa

Ya se murió Vargas Llosa.
También el Escribidor,
Zavalita, el Hablador,
van para la misma fosa.

Van Antonio Consejero,
el Ambrosio, Cayo Mierda,
y Palomino Molero,
Fushía y Anselmo en la selva…

Caen El Jaguar y El Esclavo,
Panta, Pochita, Pichula,
Don Rigoberto, Tía Julia,
y también María Cuadrado.

En la sombra sepulcral,
Mayta, Lituma, el Chivo,
la triste Urania Cabral,
la radiografía del mal,
del fanático obsesivo
y del sabio amor carnal.

Muertos están, mas reviven,
los personajes y autor;
vuelven con cada lector,
nacer mil veces consiguen.


Felipe Calderón

Ya bien muerto y enterrado
estaba el Presi en su caja;
muy tranquilo en su mortaja
no se dio por enterado.

“¡Estoy muy vivo!”, decía,
“y al mando de la nación”.
Pobrecito, repetía:
“¡Es cosa de percepción!”.

Ernesto Cordero

Murió Ernesto Cordero,
pero no se fue pa’l cielo.
Al Averno fue a parar,
tuvo cita con Satán.

Le pregunta, preocupado:
“¿Qué pecado cometí?
No sé por qué estoy aquí”.
Y el Chamuco, muy taimado:
“Pues soberbia… y avaricia
(y un poquito de estulticia)”.

“Tu castigo será eterno,
muy difícil, como ves:
vivirás en este infierno
con 6 mil pesos al mes”.

El Canelo y JC Junior

El Canelo y Chávez Junior
se paseaban, valentones,
presumiendo cinturones
que dicen “Campeón del Mundo”

Con la Flaca se dan tope
y ésta les grita indignada:
“¡Sólo le ganan a bofes,
se los llevó la fregada!”.

A los dos –qué gran bochorno-
les dio eterno cloroformo


Adrián González

La muerte se llevó a Adrián
que tantos hits conectara,
no le importó el qué dirán
ni su fama o lana o nada.

El reclamo de los fans
a la Flaca no hizo mella:
“Esos Red Sox eran flans,
y ese Titán, de grosella”.

AMLO

El Peje se enamoró
de una vistosa Morena,
y como estaba tan buena
al sol azteca dejó.

Cuando de paseo la saca
algo muy extraño ocurre:
esa morena se escurre
y se convierte en calaca

"Ejto é un compló del PRIÁN,
del IFE, el TRIFE y Satán",
exclamó el Peje enojado
y también algo asustado.

La morena descarnada
le respondió con voz crítica:
"Soy cenizas, polvo, nada,
y soy tu muerte política"



Enrique Peña Nieto

Enrique Peña murió
sin llegar a Presidente
y, por si tienen pendiente,
esto después le pasó:

Llegó a las puertas del cielo
y se encontró con San Pedro
quien le puso dura prueba
para su vida postrera:

"Un breve interrogatorio
de una pregunta toral
me define si usted va 
a cielo, infierno o purgatorio:
los tres libros diga usted
que más marcaron su vida".

Con la mirada perdida,
Enrique al limbo se fue.


Sergio "Checo" Pérez

Hecho la mocha iba Checo
y su auto aceleraba
cuando vio por el espejo
que la muerte lo acechaba

Tras observar el reflejo
de neumáticos de fuego
Checo suspiró aliviado:
no era Pastor Maldonado.

La muerte le dio un cerrón
para hacer su mala obra;
Sergio, con hábil maniobra
en la curva la esquivó.

Checo no cabía en sí
y empezaba a festejar...
cuando -saliendo de pits-
Pastor lo vino a chocar.