jueves, enero 02, 2014

Glorias olímpicas invernales: Clara Hughes


¿Qué está haciendo una ciclista entre las glorias olímpicas invernales? ¿Dónde está la nieve? ¿Dónde está el hielo?

Sólo hay cuatro personas en el mundo que han ganado medalla olímpica tanto en los juegos de invierno como en los de verano. Sólo uno de ellos, el norteamericano Eddie Egan, obtuvo oro en ambos (como boxeador en Amberes 1920, como parte del equipo de bobsled en Los Ángeles 1932), y sólo una persona, la canadiense Clara Hughes, ha logrado ser multimedallista en los dos tipos de Juegos Olímpicos.

En su adolescencia, Clara Hughes era bastante reventada: fumaba, iba a fiestas, consumía droga y bebía muchísimo alcohol. Llegó a amanecer en la calle, crudísima, junto a un farol. Un día, tirada en el sofá de su casa vio al favorito canadiense perder el podio olímpico en los mil metros de patinaje y fue como una epifanía: sería deportista olímpica. Fue la primera meta que tuvo en su vida.

Pero poco después empezó a dedicarse al patinaje de velocidad… pero sobre todo al ciclismo. Su primera pasión en el alto rendimiento fueron las bicicletas. Se llevó el oro en la prueba de ruta y en la contrarreloj en cuatro Juegos Panamericanos seguidos, de 1991 al 2003. En los Juegos Olímpicos de Atlanta obtuvo el bronce en ambas pruebas.

Siguió compitiendo, sobre todo en pruebas de ruta, como el Tour de France, pero se sentía vacía. Entró en una profunda depresión clínica, hasta que poco a poco el patinaje de velocidad fue tomando el lugar del ciclismo entre sus preferencias. En esa disciplina, a pesar de su debut tardío, brillaría todavía más. En Salt Lake City 2002 ganó bronce en los 5 mil metros. Su gloria vendría en Turín 2006, donde obtuvo el oro en los 5 mil metros individual y guió a la plata al equipo de su país, en la persecución. Terminaría su cosecha en 2010 cuando, aunque no refrendó su título olímpico en los 5 mil, ganó el bronce.

Entonces, Clara decidió volver al ciclismo. Calificó a los 39 años para los juegos de Londres 2012 y quedó cerca del podio en la contrarreloj: un quinto lugar, con el que se despidió oficialmente de la competición olímpica. Había cerrado su ciclo consigo misma.

A sus lauros deportivos, Hughes agrega una larga carrera de apoyo a causas humanitarias, entre las que destacan sus aportaciones a Right to Play –una organización dedicada a promover el deporte juvenil en zonas deprimidas-, a la igualdad de las mujeres en el deporte y a la conciencia sobre las enfermedades mentales, como la que padeció. Todo eso la ha hecho acreedora al Trofeo Olímpico de Deporte y Comunidad, que otorga el COI.



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